La psiquiatra Marian Rojas Estapé tiene un video donde usa la historia de la evolución humana como argumento para el comportamiento actual. Práctica repetida en autoayuda. Un hombre del siglo XXI hace una cosa: va de cacería. Una mujer prehistórica salió a recolectar: pequeñas flores, información sobre el viento, las lluvias. La mujer del siglo XXI sale y se lleva todo tipo de información a donde quiere”, afirma en los primeros segundos del vídeo. Con esta singular perspectiva sobre los roles de género ancestrales y actuales, y partiendo del trampolín de conocimiento sobre la supuesta naturaleza humana que nos brinda nuestro estudio de la evolución, presenta su opinión sobre las diferencias entre hombres y mujeres que emergen de su conciencia. general
El psiquiatra es uno de los escritores más exitosos de España y el rostro más conocido del género de autoayuda de los consejos de vida a través de la ciencia del cerebro. El fenómeno trasciende el creciente malestar emocional en un entorno donde cada vez más personas buscan explicaciones y soluciones científicas a sus enfermedades. “Hay confusión. La gente cree que la neurociencia consiste en la aplicación del sentido común, y en la televisión vemos muchas veces a neurocientíficos explicando cosas sin nada de neurociencia, aplicando la psicología o el puro sentido común”, dice el psicobiólogo y autor de varios libros Ignacio Morgado. disponibilidad de la neurociencia. la población principal. “El hecho de que un ambiente agradable tenga un efecto positivo en una persona no es neuroarquitectura, es psicología o sentido común”, enfatiza. «Hay un interés creciente en la salud mental, y los psicólogos ahora están buscando lo que antes se buscaba en otros lugares. Explicar tus problemas a alguien en quien confíes y tener ese consejo y estar contigo te ayudará a tranquilizarte. Antes de eso, se hacía en la casa del carnicero, y ahora el papel del cura se sustituye a veces por el de un psicólogo», confirma.
Siempre se requería el consejo de una persona confiable y autorizada y también explica el éxito de la autoayuda. Pero como se vio durante la pandemia, los científicos son muy reacios a ofrecer recetas dogmáticas, y la ciencia es más efectiva para descubrir mentiras que para descubrir la verdad. Daniel Sanabria, catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, es uno de los tantos killroys científicos dedicados a cuestionar verdades establecidas, que para muchos ya eran recetas de vida. En una revisión de la investigación publicada esta semana en la revista Nature Human Behavior, él y su equipo concluyeron que la evidencia hasta el momento no nos permite confirmar que el ejercicio físico regular produce beneficios cognitivos que son ampliamente aceptados.
Para él, la mayoría de los consejos de los profesionales de la autoayuda son «psicoobvios». «No necesito que un neurocientífico me diga que hacer cosas que disfruto, como tocar un instrumento o practicar deportes, mejorará mi bienestar», dice. Muchos de esos escritores que dan consejos basados en su experiencia o creencias establecen su autoridad en su punto de vista justificándose en la ciencia hablando de «activación de una región del cerebro o de una hormona». En este sentido, coincide con Morgado, quien advierte: “A la gente le gusta que simplifiques cosas que para ellos son extremadamente complicadas, utilizando una sustancia química. Por ejemplo, dices que la oxitocina es la hormona del amor. Hay algo de verdad en esto, ya que es una hormona prosocial, pero también hay que decir que esta hormona puede hacernos desconfiar de los extraños y confiar demasiado en nuestros seres queridos, creyendo que tienen la verdad cuando no es así.
Sanabria cree que hablar de aplicar la neurociencia a la vida cotidiana puede socavar la autoridad que la ciencia logra a través del arduo trabajo de descubrir efectos reales que a veces existen pero que son irrelevantes para nuestras vidas. Él da el ejemplo de la música: «Imagina que le das una prueba de inteligencia a personas que han practicado un instrumento y a personas que no. Los músicos pueden desempeñarse un poco mejor como grupo, pero si seleccionas al azar a una persona de un grupo de músicos, es probable que sean más inteligentes que el otro grupo, el 57% Aunque la literatura científica parece demostrar que tocar un instrumento mejora el conocimiento, esto no significa que podamos aconsejar individualmente que tocar un instrumento mejora la inteligencia, no lo somos. en ese punto todavía punto», confirma. “Creo que hay que tener cuidado. Algunas de las discusiones que ofrecen recetas únicas, muy propias de la pseudociencia, crean expectativas que, si no se cumplen, crean frustración en las personas que piensan que los psicólogos dicen algo y buscan respuestas en más lugares malos», concluye. Nazareth Castellanos es Directora del Laboratorio Nirakara y Catedrática de Mindfulness y Ciencias Cognitivas de la Universidad Complutense de Madrid. Además de investigar, ha publicado exitosos libros y organizado congresos donde va más allá de lo que la ciencia puede decir. “La ciencia es hermosa, pero no da muchas respuestas”, se queja. “Además del trabajo, cableado y mediciones muy precisas, recurro a la poesía, la espiritualidad o la mitología”, dice. “No es solo lo que está científicamente probado”, añade, recordando a Goethe. Castellanos, licenciado en física teórica y doctorado en medicina (neurociencia), agrega: “El objetivo del mundo científico no es correr la voz, que todos nos entiendan, y nos aferramos al formalismo por miedo a que nos critiquen. como frívolo. El científico cree que los científicos deben atreverse a soltarse unos corsés, porque si no, otros charlatanes sin formación científica ocuparán su lugar. Lo hace. En una entrevista con RTVE, Castellanos asumió que los adultos producimos las tan discutidas nuevas neuronas. y ese ejercicio ayuda a hacerlo, aunque no hay fecha posible.