5 de cada 10 cadetes abandonan la academia militar por abuso y confusión

Los cadetes son víctimas de violencia física, psicológica, sexual y económica, por parte de cadetes de mayores grados y personal del Colegio Militar, que se convierten en métodos de tortura .

Un cadete de primer año se dispone a tragar una viscosa bola de miga de bolillo que acaba de ser masticada y pasada por la boca de un compañero que estudia en su misma clase. Disgustado, el joven de 18 años retiene el vómito porque cuando lo hace, es sobre una bolsa-bolsa y su «Dios», un cadete de 4º año, le ordena junto a sus compañeros de primer año. – lo que hay en la mesa – cómelo. Decide no arriesgarse a comprobarlo porque la agonía es peor.

El “Baile de la Amistad” es uno de los métodos de castigo que ha experimentado César desde su ingreso al Heroico Colegio Militar (HCM). Otros pasan noches sin dormir; amenazas verbales; golpearles el trasero con tablas hasta dejarlo morado, o darles patadas en el estómago; posiciones de mortero vertiendo hielo o agua hirviendo sobre él; extorsión financiera; tareas cercanas a la esclavitud; estamos al borde de la asfixia y la deshidratación bajo las sábanas…

La lista es interminable. Cansado de ser abusado por cadetes de segundo, tercer y cuarto año, un día de enero de 2017 no pudo más y pidió abandonar este lugar, que el 1 de septiembre celebraba su 200 aniversario. Pero no es el único al que le ha pasado esto, varias generaciones han sufrido por ello. Estas prácticas contribuyeron a la suspensión de las 40 y 50 entre 2007 y 2021, según información obtenida por Transparencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

En otras palabras, la mitad de los que ingresan en HCM se van antes de finalizar su carrera militar.
Los cadetes de primer año conocidos como «Potros» son constantemente victimizados por una especie de subgestión de base novata de los cadetes de cuarto año, una tradición en HCM desde hace décadas, explica Paloma Mendoza Cortés. Investigador de seguridad nacional y fuerzas armadas.

«Es una especie de actuación a escala militar en la que los cadetes de cuatro años son como generales y los cadetes inferiores tienen que someterse. Se trata de jóvenes que llegaron a los 18 años, algunos de los cuales viven en la pobreza y en situaciones marginales o incluso en la pobreza. violencia doméstica», afirma un experto del ITAM y miembro del Centro de Estudios de Seguridad, Inteligencia y Gobernanza (CESIG).

Este desastre se conoce como «poción». «Se trata de rituales de iniciación o de acogida que constan de tres formas de violencia (física, psicológica y sexual) que al final se convierten en métodos de tortura», afirma Víctor Hernández Ojeda, profesor de la Universidad Panamericana e investigador y coordinador de seguridad nacional. Diplomado en Seguridad Nacional en Ibero de Puebla.

El propósito de estas acciones es supuestamente enriquecerlos y preparar a los cadetes para el enfrentamiento, dice Hernández, quien fue testigo y víctima tras ingresar al HCM como cadete en 2014.

El abogado del Juzgado Penal Militar César Gutiérrez Priego nos dice que el desdibujamiento de esos «Potros» es por la disciplina militar, que consiste en la pureza personal y de equipo; estar bien atado, planchado. Y los viejos cadetes les enseñan a trabajar.

«Hay una especie de confusión sobre lo que hoy podría considerarse una violación de los derechos humanos o lo que podría ser una disciplina física importante. La realidad es que se trata de algo específico. Porque si vienes del mundo civil, no Entiende qué es la disciplina militar… Estas son las reglas que te explican y para eso están los viejos cadetes. Incluso tienen sus nombres: el Potro es el de primer año, de segundo se le llama Potro de segundo, el de tercer año le llaman Semidiós y al de cuarto se le llama Dios”, describe el abogado que ingresó al HCM en 1992.

Los datos de la Sedena muestran que la deserción ha ido en aumento, por ejemplo, de los 330 cadetes que ingresaron en 2007, sólo se graduaron 226, una deserción apenas del 31%. Sin embargo, para el 2014 fue del 48%, pues de sólo egresaron 144 de 277; en tanto para el 2019, la deserción continuó al 50%, pues de 576 sólo egresaron 292. Los siguientes dos años se mantuvieron en alrededor del 40%.

Aparte de las novatadas y los tipos de violencia, otras de las causas de las deserciones son la dificultad de los cadetes para adaptarse, la disciplina del lugar, el distanciamiento familiar, la falta de vocación y el encierro, pues salen cada sábado al medio día y deben volver el domingo –aunque si son arrestados les impiden la salida. La primera noche César no durmió porque cuando se apagaban las luces llegaban a cubrir sus cuerpos con mantas hasta dejarlos casi asfixiados y secos, o se las cubrían la cabeza cada vez que se dormían.

«Apagaban las luces a las 9 en punto, y cuando yo tenía 12 años, era estudiante de segundo año. Él se acercaba a nuestras camas y nos decía: ‘Veamos a los Colts venir aquí'». Los cadetes fueron torturados y golpeado.. Nos entrena y dice «para que se acostumbren». «Nos alinean y nos golpean tres veces en el estómago, fuerte», dice el excadete, que pide que se mantenga en reserva su apellido.

A las cinco de la mañana, cuando se encienden las luces, los uniformes de los nuevos estudiantes deben ser planchados, lustrados sus botas, lustrados sus botones, tal como sus compañeros de segundo, tercer y cuarto año; pulieron el piso y fueron al baño a escondidas porque no les permiten levantarse.

«Todo esto hay que hacerlo de noche. Pero si los guardias (que se alternan con cadetes de los mismos grupos superiores) te ven, te darán una paliza en el culo con un tubo o una mesa, que se irá. Esos morados toda la semana.